viernes, 16 de abril de 2010

EL EQUILIBRIO CLÁSICO Y KEYNESIANO

LA OFERTA Y LA DEMANDA AGREGADAS

EL ENFOQUE CLÁSICO

LA DEMANDA AGREGADA
Los economistas clásicos sostenían que la demanda agregada es decreciente, es decir, que al disminuir el nivel medio de precios aumenta la cantidad agregada demandada de bienes y servicios. El motivo es que, si se produce un descenso del precio de todos los bienes y servicios, con cada unidad monetaria podemos comprar más bienes y servicios que antes, habrá aumentado el poder de compra del dinero. Con nuestra riqueza (patrimonio) podremos comprar más bienes y servicios, por lo que aumentaremos nuestras compras. Este aumento del gasto supone un incremento de la demanda agregada.
De la demanda agregada clásica hay que destacar dos cosas. La primera es que al bajar el nivel medio de precios se produce un aumento en las compras de todos lo bienes y servicios de la economía, no hay desvíos en las compras. Segundo, los economistas clásicos, al analizar la demanda agregada, centran su atención en el dinero, el poder de compra del dinero y en la cantidad de dinero de la economía.

LA OFERTA AGREGADA
Los economistas clásicos opinaban que la función de la oferta agregada era vertical en el nivel de producción potencial o de pleno empleo. Si inicialmente la economía se encuentra en un punto l , donde la producción es igual a la de pleno empleo, y partiendo de esta situación suponemos que todos los precios se duplican, de forma que no varían los precios relativos, vemos que la situación de todos los agentes es igual a la situación inicial y que por tanto se producirá lo mismo. Los trabajadores observan que ahora ganan el doble, su salario nominal (el precio del trabajo) se ha duplicado, pero también lo han hecho los precios, por lo que su salario real, es decir, la cantidad de bienes y servicios que pueden comprar con su salario, permanece inalterado. Al ganar lo mismo en términos reales los trabajadores también desearán trabajar las mismas horas. Las empresas también están en la misma situación pues los ingresos se duplican al duplicarse los precios, y lo mismo ocurre con los costes, por tanto se duplica el beneficio nominal permaneciendo los beneficios en términos reales inalterados. Las empresas obtienen los mismos beneficios, medidos en cantidad de bienes y servicios que se pueden comprar con ellos, se enfrentan a la misma oferta de trabajo y tienen su capital productivo inalterado, de todo ello deducimos que las empresas desearán producir la misma cantidad de bienes y servicios que antes de subir los precios.

EL EQUILIBRIO
El equilibrio lo obtenemos por la intersección de las curvas de demanda y de oferta agregadas. Podemos observar en el enfoque clásico, en el punto de equilibrio existe pleno empleo.
Los economistas clásicos van más allá al considerar que las fuerzas del mercado garantizan que la economía alcance esa posición de pleno empleo. Supongamos que la economía se encuentra en el punto c, donde existe desempleo, nótese que la cantidad de bienes y servicios demandados en C es inferior al nivel de pleno empleo (PNPE). Ante esta situación las empresas bajarán los precios para vender más, esta bajada de precios producirá un aumento del poder de compra del dinero lo cual generará un aumento del gasto en bienes y servicios por parte de la gente. A medida que va bajando el nivel de precios la demanda agregada irá aumentando y se aproximará al nivel de pleno empleo, moviéndonos a lo largo de la demanda agregada desde C hasta E. Debido al elevado paro, exceso de oferta de trabajo, los salarios irán bajando, por lo que las empresas contratarán más trabajadores para hacer frente al aumento de la demanda. Una vez alcanzado el pleno empleo, en el punto E, este proceso de ajuste a través de los precios y los salarios se parará pues nos encontraremos en una situación de equilibrio. Por tanto, vemos que las fuerzas de mercado, a través de la flexibilidad de precios y salarios, garantiza la existencia de pleno empleo en el equilibrio.

LA EXPLICACIÓN CLÁSICA DE LA GRAN DEPRESIÓN
Ya que los economistas clásicos creían que siempre habría pleno empleo cuando la economía estaba en equilibrio, ¿cómo explicaban las recesiones? y, en particular, ¿cómo explicaron la mayor recesión de todas: la caída en la Gran Depresión entre 1929 y 1933? Su respuesta fue que el desempleo masivo sólo existió cuando la economía estaba en desequilibrio como resultado de perturbaciones sobre la economía.
La economía se podía ver perturbada principalmente por un desplazamiento de la curva de demanda agregada. Los economistas clásicos se centraron en el dinero y en su poder de compra cuando analizaron la demanda agregada. Al trazar cualquier función de demanda agregada los economistas clásicos suponían que la cantidad de dinero era constante. Cualquier cambio en la cantidad de dinero originaría un desplazamiento de la función de demanda agregada. Se movería a la derecha si la cantidad de dinero aumentase y a la izquierda si se redujese.
Según los economistas clásicos, en 1929 la economía estaba cerca del equilibrio con pleno empleo en -a-, gráfico 2.5, con la curva de demanda agregada DA1929. Entonces, debido a ciertas perturbaciones en el sistema bancario y financiero, la cantidad de dinero en manos del público cayó entre 1929 y 1933 cerca de un 30% Como resultado de la disminución de la cantidad de dinero la curva de demanda agregada se desplazó hacia la izquierda, hasta DA1933.
Ante esta disminución en la demanda, el pleno empleo aún habría sido posible si los precios y los salarios hubieran descendido todo el tramo hasta Pe. Sin embargo, los precios y los salarios presentaron rigideces a la baja; es decir, no cayeron rápidamente ante una demanda débil y un alto desempleo.
Una razón para estas rigideces se encuentra en que se precisa tiempo para que los que buscan trabajo se percaten de que no encontrarán el empleo que desean al salario que esperan. Sólo tras una búsqueda frustrante estarán dispuestos a aceptar un salario inferior. Algo similar ocurre con las empresas, únicamente tras un periodo de bajas ventas consentirán una bajada de precios.
Debido a estas rigideces, los precios sólo descendieron hasta P1933 en 1933. Al permanecer por encima de lo que requería el nuevo equilibrio, la cantidad de bienes y servicios comprados fue inferior al nivel de pleno empleo potencial de la economía.
Claramente, en el nivel de precios P1933, la demanda agregada sólo era lo bastante grande para comprar la cantidad de producción existente en el punto -b-. La economía estaba en una profunda depresión.
De este modo, ante el colapso de la demanda, las rigideces de precios y salarios detuvieron el movimiento descendente de la economía a lo largo de la función de oferta agregada. En vez de ello, a medida que la demanda caía, la economía se movió a lo largo de la trayectoria a corto plazo de -a- hasta -b-, gráfico 2.6, a una situación de desempleo. Sin embargo, los economistas clásicos creían que en ausencia de cualquier perturbación posterior en la demanda, los precios y los salarios se ajustarían a la baja restaurando gradualmente el pleno empleo. Aunque ello llevaría tiempo, la economía finalmente se movería a lo largo de la nueva curva de demanda agregada desde -b- a -c-, de -c- hasta -d- y, finalmente, al nuevo equilibrio de pleno empleo en -e-. Los economistas clásicos confiaban en que a largo plazo los precios y los salarios se ajustarían, restaurando el pleno empleo.
Este enfoque condujo a los economistas clásicos a sugerir dos soluciones posibles a una depresión:
1. Eliminar el origen de la perturbación. Adoptar medidas para impedir un descenso en la cantidad de dinero o para restablecerla en el caso de que ya hubiera disminuido. Si se hubiera mantenido estable la oferta de dinero, la demanda agregada no habría disminuido y la economía no habría caído en la depresión.
2. Agilizar el tránsito de la situación de pleno empleo inicial a la nueva situación de pleno empleo. Los trabajadores y las empresas podrían verse estimulados a aceptar rápidamente menores salarios y precios, de modo que la economía se desplazara rápidamente a su nuevo nivel de equilibrio de pleno empleo. Cuanto más dispuestos estuviesen los trabajadores y empresarios a aceptar menores salarios y precios más corto sería el período pasajero de desempleo y más pronto alcanzaría la economía su equilibrio a largo plazo con pleno empleo.
Sin embargo, muchos economistas clásicos fueron muy escépticos sobre la capacidad del Estado para ayudar a la economía fomentando la flexibilidad a la baja de precios y salarios. En realidad, muchos creían que cuando el Estado interviene en los mercados es probable que se mantengan los precios altos y aumenten sus rigideces. Así, muchos economistas clásicos defendieron una política de laissez faire, consideraron que el Estado debía tener un papel reducido, no intervenir en la economía y dejar que las fuerzas del mercado actuasen para restablecer el pleno empleo.

EL ENFOQUE KEYNESIANO

Hasta la llegada de la Gran Depresión la mayoría de economistas consideraban el tema del desempleo como un problema menor, debido a fluctuaciones pasajeras de la economía. La larga y dramática situación de los años treinta rompió la confianza en los fundamentos clásicos. En este contexto emergió la figura del economista británico John Maynard Keynes, que en 1936 publicó la Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero en la que atacó la visión clásica y ofreció un nuevo enfoque sobre el funcionamiento de la economía: “El sistema económico en el que vivimos , parece capaz de permanecer en una situación crónica de actividad inferior a la normal durante un considerable periodo, sin ninguna acusada tendencia ni hacia la recuperación ni hacia el colapso total. Además , el pleno, o incluso el aproximadamente pleno empleo, es un acontecimiento infrecuente y pasajero”. El enfoque de Keynes se basa en tres fundamentos:
1. La existencia de desempleo en la economía de mercado. Keynes, en clara oposición a los economistas clásicos, sostenía que la economía de mercado podía estar en equilibrio con desempleo, es decir, podía darse una situación de elevado desempleo sin que las fuerzas del mercado lograsen llevar a la economía a una situación de pleno empleo. Además, sostenía que incluso si la economía se encontrase en una situación de pleno empleo ésta no tenía porque mantenerse indefinidamente y podía caer en una recesión, resaltando de esta forma la inestabilidad de la economía de mercado.
2. La causa del desempleo. Keynes sostenía que el desempleo masivo era el resultado de una demanda agregada insuficiente.
3. La solución al desempleo. Si la causa del paro era el poco gasto en bienes y servicios, la solución debía ser un aumento del gasto agregado. Como en un contexto de recesión no cabe esperar que los agentes privados (familias y empresas) aumenten su gasto debe ser el gasto del Estado el que estimule la demanda agregada.
Este fue el principal mensaje de política económica de la Teoría General: El Estado tiene la capacidad (y la responsabilidad) de controlar la demanda agregada asegurando, de este modo, una prosperidad continuada. Keynes desechó la visión clásica de que las fuerzas del mercado resolverían el problema del desempleo y que el Estado debía limitar estrictamente sus intervenciones en la economía. Keynes fue especialmente intolerante con el argumento clásico de que en el "largo plazo" las fuerzas del mercado restablecerían el pleno empleo, replicando que "a largo plazo todos estaremos muertos".
Para justificar sus tres proposiciones, Keynes propuso un nuevo esquema teórico, incluyendo un enfoque de la demanda agregada y oferta agregada distinto al de los economistas clásicos.

LA DEMANDA AGREGADA
Keynes analizó la demanda agregada a partir del estudio de los cuatro componentes del producto nacional:
1. Los gastos del consumo privado.
2. La demanda de inversión.
3. Las compras de bienes y servicios por parte del Estado.
4. Las exportaciones netas.
El consumo privado es importante ya que es la base del proceso multiplicador de la política económica y del que hablaremos en los próximos capítulos.
La demanda de inversión es fundamental debido a que Keynes la utiliza para justificar la inestabilidad de la economía de mercado. Keynes sostenía que el gasto en bienes de capital dependía de las expectativas de los empresarios, cuando la economía entraba en declive las expectativas empresariales se volvían pesimistas recortando la inversión y agravando la recesión.
El gasto del Estado juega un papel clave en la economía keynesiana como remedio a la inestabilidad económica. Si una disminución de la inversión hubiera sido la causa principal de la depresión, sería irreal esperar que el restablecimiento de la inversión privada pudiera sacar a la economía de la depresión, ya que las expectativas de los empresarios serían muy pesimistas. Más bien era tarea del Estado proporcionar una solución mediante el incremento del componente de la demanda agregada, directamente bajo su control. Es decir, era deseable que el Estado aumentara su gasto para compensar el descenso en la inversión privada y, de este modo, mantener el nivel global de demanda en la economía. Así, el gasto en infraestructuras del Estado puede ser utilizado para compensar las fluctuaciones de la demanda de inversión privada, jugando un papel estabilizador de la demanda agregada.
La teoría keynesiana sugiere que en tiempos normales la curva de demanda agregada es descendente, tiene pendiente negativa.

LA OFERTA AGREGADA
Los economistas clásicos reconocieron que los precios y los salarios podían presentar rigideces temporales, habían usado esa rigidez para explicar períodos transitorios de desempleo a gran escala cuando la demanda agregada descendía. Keynes enfatizó aún más las rigideces. Bajo su punto de vista trabajadores y empresas rechazarían con firmeza cualquier recorte de precios y salarios. Como resultado, ante una situación de desempleo masivo, los precios y los salarios permanecerían rígidos indefinidamente. Esta rigidez de precios y salarios significaba que existía un tramo horizontal en la función de oferta agregada keynesiana, suponiendo que en el segmento AB. Si partimos de una posición inicial de pleno empleo en el punto A hubiera un descenso en la demanda agregada, los precios permanecerían estables, por lo que la caída en la demanda agregada se manifestaría en términos de un descenso en el nivel de producción y no en los precios. Esto se muestra por el movimiento de A a B- Además, si la demanda agregada se mantiene baja, la economía permanecería en una depresión en B.
Según Keynes, el remedio consistía en incrementar la demanda agregada. Respondiendo a ello las empresas aumentarían la producción. Debido al gran número de personas y de máquinas paradas, se podría producir más a los precios existentes. La producción aumentaría y la economía se movería hacia la derecha, a lo largo del tramo horizontal de la función de oferta agregada, en dirección hacia A.
Una vez la economía hubiera alcanzado el punto A (en situación de pleno empleo) Keynes no presentaba ninguna objeción esencial al enfoque clásico de la oferta agregada. Como la economía ya estaba operando a plena capacidad, cualquier incremento posterior en la demanda agregada se reflejaría en mayores precios. La economía se movería verticalmente hacia C.
En resumen, la función de oferta agregada keynesiana tiene dos tramos totalmente distintos: uno horizontal y otro vertical:
· El segmento horizontal, que es relevante para analizar los períodos de depresión y de recesión, cuando una demanda inadecuada origina altas tasas de desempleo. Esta sección horizontal de la curva de oferta agregada se denomina como tramo keynesiano.
· El segmento vertical, que se alcanza cuando la demanda agregada fuera lo suficientemente elevada para asegurar el pleno empleo. Posteriores incrementos de la demanda sólo originarían inflación. Esta sección vertical de la oferta agregada se conoce como tramo clásico.

EL EQUILIBRIO
El equilibrio lo obtenemos por la intersección de las curvas de demanda y de oferta agregadas. Podemos observar, en el gráfico 2.12, que en el enfoque keynesiano en el punto de equilibrio puede existir pleno empleo, pero también es factible, y según Keynes más probable, que exista desempleo. En caso de que la economía se encontrase en una situación de desempleo, tal y como se representa en el gráfico de la derecha, está situación sería de equilibrio pues las fuerzas de mercado no nos moverían de ese punto.

KEYNES Y LA GRAN DEPRESIÓN
Keynes sostenía que el motivo de la Gran Depresión se debía a una fuerte contracción de la demanda agregada debido a una caída de la inversión.
Desde el punto de vista keynesiano la interpretación de la depresión que hicieron los clásicos era simplemente errónea. Keynes presentó dos razones para rechazar el argumento clásico de que el pleno empleo se podría restablecer por medio de una caída general de precios y salarios:
· En primer lugar, los precios y los salarios no descenderían mucho; son rígidos a la baja.
· Incluso si los precios y los salarios disminuyesen no sería de esperar que el mercado restaurase el pleno empleo. Un resultado más probable sería que la deflación empeoraría la depresión. Viendo que las fuerzas del mercado no restablecerían el pleno empleo, Keynes llegó a la conclusión de que la solución a la Gran Depresión debía venir por la intervención del Estado en la economía. Si la economía está situada en un punto como el B, el Estado no debería permanecer inactivo mientras millones de personas permanecen desempleadas. Debería aceptar sus responsabilidades e incrementar su gasto para desplazar la demanda agregada hacia la derecha y restablecer, de esta forma, el pleno empleo. Una explicación intuitiva sería la siguiente: si los precios de los productos agrícolas bajan, tal como ocurrió con el precio del trigo durante la Gran Depresión, los agricultores verán bajar sus ingresos y no podrán pagar sus préstamos, por lo que perderán sus tierras y la recesión se agravará.

CICLO ECONÓMICO
Es la secuencia más o menos regular de recuperaciones y recesiones de la producción real en torno al PIB potencial.
Se divide en:
Fondo: Se da cuando la demanda es baja y por hay stock almacenados. Esta situación da lugar a una escasez de producciones e inversiones.
Expansión: Cuando surge la necesidad de modernizarse aumenta la inversión lo que aumenta la demanda y la oferta.
Pico: En él se llega al límite de producción y la oferta se aproxima al producto potencia, esto puede dar problemas como la inflación.
Recesión: Sucede en las crisis económicas, da lugar a graves problemas como el desempleo.
Para evitar al máximo las consecuencias de estos ciclos los gobiernos en su función estabilizadora intentan mantener el ciclo en niveles normales.

LA TEORÍA DEL CICLO POLÍTICO: argumenta que la periodicidad de las elecciones en los sistemas democráticos unida al poder de los gobiernos para estimular la economía, provocan ciclos económicos de duración ajustada a la de los períodos legislativos. Antes de las elecciones, el gobierno aprobará medidas expansivas, que promuevan la inversión y la creación de empleos para que en el momento de acudir a las urnas, la mayoría de los votantes esté satisfecha y apoye al partido en el poder. Esa expansión artificial provocará un exceso de demanda y tensiones inflacionistas que deberán ser corregidos mediante medidas impopulares que serán adoptadas poco después de las elecciones, cuando pueda dejarse pasar mucho tiempo antes de someterse de nuevo a la aprobación popular.
LA TEORÍA DEL CICLO TECNOLÓGICO: explica la existencia de los ciclos largos de Kondratieff por existir momentos en los que la conjunción de algunos descubrimientos científicos clave permite la aparición de un grupo de nuevas tecnologías, lo que estimula fuertemente la inversión, la demanda y el empleo. Mientras los nuevos productos se hacen accesibles a un número cada vez mayor de personas en más países el ciclo continuará en su fase expansiva. Cuando los mercados estén saturados se detendrá la inversión, cerrarán empresas y se producirá la recesión a la espera de una nueva ola tecnológica. Los avances en los transportes suelen ser mostrados como claves en varios ciclos históricos: los ferrocarriles a mediados del siglo pasado, los automóviles a principios de este siglo y los aviones tras la Segunda Guerra Mundial. Muchos analistas consideran que estamos en la fase ascendente de un nuevo ciclo largo provocado por la tecnología informática desarrollada al calor de la investigación para los viajes espaciales.

1 comentario:

  1. Sostengo que los postulados de la teoría clásica sólo son aplicables a un caso especial, y no en general, porque las condiciones que supone son un caso extremo de todas las posiciones posibles de equilibrio. Más aún, las características del caso especial supuesto por la teoría clásica no son las de la sociedad económica en que hoy vivimos, razón por la que sus enseñanzas engañan y son desastrosas si intentamos aplicarlas a los hechos reales. A diferencia del modelo keynesiano, en forma de L al revés, que es relevante tanto para periodos de depresión como de pleno empleo.

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